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Hay una suposición muy extendida de que el laser es bastante más barato que la inyección de tinta. Esto se basa en que el coste del consumible final de impresión, el tóner, si es cierto que es más económico que en la tecnología de inyección, pero hay que tener en cuenta que además, una impresora láser tiene otros gastos en forma de otros consumibles muy costosos -fusor o tambor-, y un consumo eléctrico muy superior.
Con la inyección de tinta no tenemos estos gastos, además de que la calidad del resultado está a años luz de la tecnología láser, de hecho en los sectores donde es fundamental disponer de un acabado cromático de calidad y alta resolución (imprentas, gráficas, estudios publicitarios, etc.) directamente el láser está descartado de raíz.
¿De dónde viene entonces la confusión? Sencillo, las comparaciones del coste por página de los consumibles láser se basan en las especificaciones publicadas por los fabricantes con los cartuchos de máxima capacidad disponibles y no recogen los gastos del resto de recambios degradables, ni del consumo eléctrico. Esto lo demuestran numerosos estudios de consultorías independientes como el realizado por Context Information Services, cuyos resultados, publicados en septiembre del año 2007, arrojaban unas cifras concluyentes:
Tanto Epson, que acaba de sacar una gama completa de impresoras destinadas al uso empresarial, como HP, que con sus OfficeJet dispone de una competitiva gama a costes razonables, están a la vanguardia en la fabricación de impresoras de inyección de tinta.
Las nuevas impresoras Epson WorkForce Pro son igual de rápidas y fiables que las equivalentes de tecnología láser, pero con un coste por página de aproximadamente la mitad, tanto para documentos en negro como en color. El menor coste se debe al avance conseguido en los cabezales y cartuchos de tinta, que han sido rediseñados para que impriman de manera más rápida, indeleble y con secado casi instantáneo. Además, el consumo eléctrico aproximadamente un 80% menor que el de una impresora laser.
Pues bienvenidas sean!
Pues nada, descubririamos una nueva realidad. De hecho, hay una familia
(me imagino que mas...) que lo ha realizado y ha expuesto lo que ha
pasado.
Susan Maushart “desenchufó” a sus hijos de Internet,
televisión, iPods, teléfonos móviles y videojuegos; la prueba que aplicó tuvo como resultado una inmersión en la vida real de todos los integrantes. 
