domingo, 30 de octubre de 2011

Hablar y usar el Móvil




Recientemente me ha llegado este email, que por su interés reproduzco, pues no puedo estar mas de acuerdo. La tecnología nos ayuda, pero nos convierte en esclavos a veces. Merece la pena reflexionar si somos usuarios o esclavos de ella. Con lo importante que es la comunicación en la familia, no debemos usar barreras para que se desarrolle a través de la tecnología.

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Acabo de leer en internet que a la entrada de algunos restaurantes europeos, les decomisan a los clientes sus teléfonos celulares. Según la nota, se trata de una corriente de personas que busca recobrar el placer de comer, beber y conversar sin que los "ring tones" interrumpan o los comensales den vueltas como gatos, entre las mesas, mientras hablan a gritos con sus celulares.

La noticia me produjo envidia de la buena. Personalmente, ya no recuerdo lo que es sostener una conversación de corrido, larga y profunda, bebiendo café o chocolate, sin que mi interlocutor me deje con la palabra en la boca, porque suena su celular. En ocasiones es peor. Hace poco estaba en una reunión de trabajo, que simplemente se disolvió porque tres de las cinco personas que estábamos en la mesa empezaron a atender sus llamadas urgentes por celular. Era un caos espantoso de conversaciones al mismo tiempo. 

Gracias al celular, la conversación se está convirtiendo en un esbozo telegráfico que no llega a ningún lado. El teléfono se ha convertido en un verdadero intruso. Cada vez es peor. Antes, la gente solía buscar un rincón para hablar. Ahora se ha perdido el pudor. Todo el mundo grita por su móvil, desde el lugar mismo en que se encuentra. 

La batalla, por ejemplo, contra los conductores que manejan con una mano, mientras la otra, además de sus ojos y su cerebro se concentran en contestar el celular, parece perdida. Aunque la gente piensa que puede hablar o escribir al tiempo que se conduce, hay que estar en un accidente causado por un adicto al teléfono para darse cuenta de que no es así.

No niego las ventajas enormes con la comunicación por celular. La velocidad, el don de la ubicuidad que produce y por supuesto, la integración que ha propiciado para muchos sectores antes al margen de la telefonía. Pero me preocupa que mientras más nos comunicamos en la distancia, menos nos hablamos cuando estamos cerca.

Me impresiona la dependencia que tenemos del teléfono. Preferimos perder la cédula profesional que el móvil, pues con frecuencia, la tarjeta si funciona más que nuestra propia memoria. El celular más que un instrumento, parece una extensión del cuerpo, y casi nadie puede resistir la sensación de abandono y soledad cuando pasan las horas y éste no suena. Por eso quizá algunos nunca lo apagan.
En el cine he visto a montones contestar en voz baja para decir:
 -estoy en el  cine, después te llamo. 

Es algo que por más que intento, no puedo entender. También puedo percibir la sensación de desamparo que se produce en muchas personas cuando las azafatas dicen en el avión que está a punto de despegar que es hora de  apagar los celulares. También he sido testigo de la inquietud que se desata cuando suena uno de tos timbres más populares y todos en acto reflejo nos llevamos la mano al bolsillo o la cartera, buscando el propio aparato.

Pero de todos, los Blackberry merecen capítulo aparte. Enajenados y autistas. Así he visto a muchos de mis colegas, absortos en el chat de este  nuevo invento. La escena suele repetirse. El Blackberry en el escritorio. Un pitido que anuncia la llegada de un mensaje, y el personaje que tengo en frente se lanza sobre el teléfono. Casi nunca pueden abstenerse de contestar de inmediato. Lo veo teclear un rato, masajear la bolita, y sonreír; luego mirarme y decir: "¿En qué íbamos?". Pero ya la conversación se ha ido al traste. No conozco a nadie que tenga Blackberry y no sea adicto a éste.

 
Alguien me decía que antes, en las mañanas al levantarse, su primer instinto era tomarse un buen café. Ahora su primer acto cotidiano es tomar su aparato y responder al instante todos sus mensajes. Es la tiranía de lo instantáneo, de lo simultáneo, de lo disperso, de la sobredosis de información y de la conexión con un mundo virtual que terminará acabando con el otrora delicioso placer de conversar con el otro, frente a frente.

viernes, 14 de octubre de 2011

El uso de los Smatphones: ¿eres un esclavo?

Interesante artículo sobre el uso de los smartphones aparecido en CNN:

Una solución - Tu familia 2.0 - Tecnología - CNNMéxico.com

Precaución con algunos Video Juegos: Los SIMS 2

Transcribimos un articulo de interés sobre el Videojuego Los Sims 2. Es un videojuego social, y como tal tiene algunas ventajas, pero según la edad a la que se juegue, esas posibles ventajas pueden transformarse en inconvenientes. Atentos a que juegan nuestros hijos y a que modelos les damos durante su educación.



"Este videojuego, muy popular entre las chicas, encierra peligros.
Comenzaré parafraseando algo que leí hace ya tiempo en la versión digital de El Mundo, sobre las razones del éxito de los simuladores sociales: “La tentación de actuar como Dios, o como el Gran Hermano, ha generado toda una serie de videojuegos que han evolucionado de forma espectacular en los últimos años. Nadie gana ni pierde, funcionan como una copia virtual de la vida misma, y la finalidad es el establecimiento de relaciones entre personajes. […] Son los principales responsables de atraer al público femenino al mundo de los videojuegos”. Wright, creador de este juego, lo define como “un videojuego sobre las personas y la interacción social, sin disparos, carreras o cualquier cosa que se entienda como acción”. Su gran boom comercial llegó en septiembre de 2004. Aunque originariamente era un juego para computador, hoy en día puede jugarse en todo tipo de plataforma, incluido el teléfono móvil. Para entender sus peculiaridades, lo mejor es jugar, pero si no “se atreven” o no tienen tiempo para ello, pueden leer el análisis que de él hace la Dra. García Guardia, de la Universidad Europea de Madrid. A él me referiré en las siguientes líneas.
Así se juega
Lo primero que debe hacer el jugador es elegir un entorno espacial en el que se desarrollará la “vida”. Posteriormente creará los personajes, que tendrán ciertos rasgos físicos predeterminados al elegir entre variables como: cinco posibilidades de piel, dos formas físicas, seis tipos de cabezas, varios peinados, distintas coloraciones de pelo y unos cuantos gorros o sombreros, maquillaje, vello facial, gafas y, por supuesto, el vestuario. Se otorga, por tanto, gran importancia al aspecto físico.
Los rasgos de personalidad se construyen según una bipolaridad: aspiraciones (entendido como deseos, pretensiones o ambiciones) y personalidad. Se decide si el personaje va a ser descuidado o pulcro, tímido o extrovertido, perezoso o activo, serio o alegre y gruñón o cordial. Las aspiraciones están compuestas por cinco variables: fortuna, conocimientos, familiares, románticas y popularidad. La “psicología” resultante es plana, sin apenas matices.
La “vida” transcurre en cinco etapas distintas: infante, niño, adolescente, adulto y anciano; y está sujeta a una escala temporal en la que un minuto de vida real equivale a un segundo en el juego, por lo que un día son 24 minutos. El paso de una edad a otra, por ejemplo, de niño a adolescente, precisa 30 días de juego. Si bien, podemos acelerar el tiempo aumentando la velocidad dos o tres veces.
Las principales críticas al juego son las siguientes:
  • Transmite una ideología utilitarista: los personajes adoran el dinero, quieren llegar a la cima de sus profesiones y les encanta poseer cosas. Necesitan tener para mantener llenos sus medidores de aspiraciones y para que sus mentes financieras lleven un a vida larga y feliz: triunfar en todo, casarse con un Sim rico, ganar mucho dinero.
  • La competitividad está por encima de todo; ante esta “necesidad”, todo tipo de medios son válidos para lograr los fines. Los conflictos entre personajes suelen resolverse de manera violenta.
  • Se vive más de apariencia que de realidad. Se fomenta una percepción idealizada del cuerpo humano, de su comportamiento, de su estatus, y en general, de la vida misma, a través de actividades de influencia social como la moda y la publicidad.
  • Se fomenta el consumismo y el culto al cuerpo; se hace ver que es necesario lo que es completamente efímero o accesorio.
  • Las relaciones amorosas están enfocadas desde un punto de vista meramente sensual. Los personajes desean vivir el mayor número de aventuras posible, el sexo es como un pasatiempo. Cualquier tipo de relación sexual entre mayores de edad está permitida; los menores sólo pueden “aspirar” a besos y tocamientos. La homosexualidad, el adulterio o la infidelidad, se proponen de manera natural entre los personajes.
Visto todo lo anterior, sorprende que en España este juego, según la clasificación por edades del código PEGI, se recomiende a partir de los siete años en su versión para computadores. En Estados Unidos se recomienda a partir de la adolescencia (más de 13 años), lo que es mucho más coherente con la psicología de los seres humanos. En cualquier caso, es necesario que los padres conozcamos la “realidad” que propone este juego para poder ejercer algún tipo de mediación educativa."


Por: Fernando García Fernández
Fuente: sontushijos.org